Análisis del riesgo de las plantas genéticamente diseñadas dentro de la Unión Europea.
Un informe de Testbiotech.
Instituto para la Evaluación Independiente del Impacto en Biotecnología
www.testbiotech.org
Octubre 2009
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Testbiotech fue fundado por un grupo de expertos en 2008, y este informe es su debut público. TestBioTech apoya la investigación independiente y el debate público sobre los efectos de la biotecnología. Esta organización se ve así misma como una interfaz entre la ciencia y la sociedad, con un papel intermediario entre el público, la investigación y la política. Sus intereses principales son las consecuencias ecológicas, sociales y éticas de la biotecnología, en particular, el uso de ingeniería genética en la agricultura. TestBioTech apoya la investigación de riesgo independiente.
Resumen
Este es un informe sobre el procedimiento de evaluación de riesgos, para plantas genéticamente modificadas, dentro de la Unión Europea. El mismo revela defectos sustanciales y escapatorias en el procedimiento, y en la práctica de las instituciones implicadas. Muchos de los defectos tienen su origen en la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA), y en el concepto fundamental de evaluación de riesgos. Este está esencialmente basado en las directrices que fueron desarrolladas por la OCDE en 1993, bajo la asunción de que los riesgos planteados por las plantas genéticamente modificadas son básicamente los mismos que aquellos planteados por las plantas convencionales. Este acercamiento ha sido revisado varias veces desde 1993, pero en su esencia, ha permanecido inalterado.
El informe muestra que las directrices actuales son inadecuadas para una evaluación de riesgos sana. Nuevas conclusiones en la investigación del genoma, en los años recientes, han transformado la comprensión de la regulación génica y de la función génica. Se ha hecho evidente que la intervención invasiva del genoma y la transferencia de genes aislados no puede ser comparada con los mecanismos naturales de herencia y de regulación génica. La diferencia básica entre el cultivo convencional y la ingeniería genética de plantas se hace cada vez más amplia, a la luz de la actual investigación genónica. La experiencia ganada con el cultivo de plantas convencionales no puede - o sólo en un grado muy limitado - ser aplicado a las plantas genéticamente diseñadas.
Incluso en el cultivo convencional hay muchos cambios del genoma, pero estos no violan el sistema natural de regulación génica. En contraste, un nuevo metabolismo es forzado en las plantas genéticamente modificadas. De hecho, los cambios observados regularmente en la actividad de los genes de las plantas en este proceso, no son una expresión de la regulación natural génica, sino una indicación de interrupción. Estas plantas transgénicas 1 son productos técnicamente manipulados, y como tal, muchos deben ser evaluados a fondo por defectos de construcción, defectos de calidad y riesgos.
El concepto básico anticuado de la OCDE desde1993 y los conceptos subsecuentes desarrollados para la evaluación de riesgos de las plantas genéticamente modificadas (FAO/WHO, 2000; Códice Alimentarius, 2003; EFSA, 2006) implican que la seguridad, la previsibilidad y la controlabilidad de las plantas genéticamente diseñadas no son examinados detalladamente dentro del marco del procedimiento de aprobación.
Los alimentos irradiados, los pesticidas, las sustancias químicas y los medicamentos, son probados sin condiciones por sus posibles riesgos. Para probar a fondo las plantas genéticamente diseñadas, sin embargo, lo primero de todo es tener alguna prueba de que puede haber un riesgo. Las plantas “genetically engineered” (GE), se considera, que son seguras mientras no se produzca ninguna prueba en contrario (tienen presunción de inocencia). Esto quiere decir que las plantas GE son probadas menos a fondo que los alimentos irradiados, los pesticidas, los productos químicos y los fármacos.
En general, el concepto como está definido por la EFSA (2006, 2007a, 2007b) no reconoce las exigencias de la Unión Europea para pruebas comprensivas. Esto sustituye las pruebas de riesgo reales por un sistema de suposiciones presupuestas, basadas en conclusiones que son apenas comprobables.
En este informe los autores dan una descripción de los motivos de la reciente duda sobre la seguridad de las plantas genéticamente diseñadas, y presentan diferentes ejemplos que muestran las inconsistencias y fracasos en la evaluación del riesgo de la EFSA. Uno de los ejemplos usados para exponer la falta de requisitos esenciales para la evaluación de riesgo bien fundada es el maíz MON 810, que produce el insecticida Bt.
También se eleva la discusión de los cada vez más casos documentados que muestran que la investigación de riesgos independiente está siendo obstaculizada. En muchos casos aún no es posible tener acceso a materiales de prueba necesarios. Incluso la publicación de conclusiones está siendo obstruida. En general la influencia de los intereses industriales en la investigación y la presentación de conclusiones han alcanzado dimensiones alarmantes.
Contra el telón de varias discusiones políticas sobre el desarrollo futuro de las normas en la Unión Europea, los autores hacen sugerencias concretas sobre como los sistemas de pruebas pueden ser mejorados para generar más datos sobre la calidad y la seguridad de las plantas genéticamente diseñadas. Ellos abogan por pruebas más extensas sobre los compuestos y la estabilidad genética de las plantas GE, antes de que sean liberadas en el campo y las empresas puedan solicitar la autorización de mercado.
Las plantas deberían estar sujetas a un nivel conveniente de exposición, específicamente: "pruebas de choque" para probar su reacción al cambio y a condiciones extremas ambientales. Antes de la liberación, y para recoger más datos sobre el riesgo potencial, deberían ser probadas en un sistema contenido para descubrir interacciones posibles entre las plantas y un entorno simulado. Los autores sugieren que estas pruebas sean presentadas en el proceso de autorización paso a paso, caso por caso, para alcanzar criterios claramente definidos de prueba para plantas genéticamente diseñadas; con una colaboración concomitante más fuerte entre las autoridades de los Estados miembros y las autoridades de la Unión Europea, y una consideración más alta de los factores éticos y socioeconómicos. La documentación de información relevante se hará una condición previa para los procedimientos de autorización de la Unión Europea.
La sociedad, políticos y paneles de aprobación no deberían cerrar sus ojos más al hecho de que los métodos de la ingeniería genética de plantas están, en gran parte, anticuados; y que su riesgo potencial es más alto del que al principio se pensaba. Esto no se debe a un miedo a nuevos productos que provoca una apreciación crítica de esta tecnología necesariamente, sino más bien al hecho de que sus principios científicos están cada vez más cuestionados por nuevas conclusiones.